LECTURAS Y ESTUDIOS BIBLICOS

Ayuda en Circunstancias Especiales
Siendo un buen amigo
San Lucas 10,25‑37; San Juan 15,11‑17; Romanos 16,1‑2

Siendo un líder
1 Timoteo 3,1‑7; 2 Timoteo 2,14‑26; Tito 1,5‑9

Cuidando a las viudas y a los ancianos
1 Timoteo 5,3‑8

Celebrando la adopción/nacimiento de un niño
San Lucas 18,15‑17; San Juan 16,16‑22

Celebrando una graduación
Gálatas 5,16‑26; Filipenses 4,4‑9

Celebrando una boda
Efesios 5,21‑33; Colosenses 2,6‑7

Celebrando un aniversario de boda
1 Corintios 13

Controlando su temperamento
Gálatas 5,16‑26

Controlando su lengua
2 Tesalonicenses 2,16‑17; Santiago 3,1‑12

Descubriendo la voluntad de Dios
San Mateo 5,14‑16; San Lucas 9,21‑27; Romanos 13,8‑14; 2 Pedro 1,3‑9; 1 Juan 4,7‑21

Enfrentando un culto extraño
San Mateo 7,15‑20; 2 Pedro 2; 1 Juan 4,1‑6; Judas

Enfrentando la presión de los compañeros
Romanos 12,1‑2; Gálatas 6,1‑5; Efesios 5,1‑20

Entrando a la Universidad
Romanos 8,1‑17; 1 Corintios 1, 18‑31

Entrando al servicio militar
Efesios 6,10‑20; 2 Timoteo 2,1‑13

Confrontando la muerte de un ser querido
San Juan 11,25-27; San Juan 14,1‑7; Romanos 8,31‑39; Romanos 14,7‑9; 1 Tesalonicenses 4,13‑18

Confrontando enfermedad
San Marcos 1,29‑34; San Marcos 6,53‑56; Santiago 5,14‑16

Confrontando el sufrimiento y la persecución
San Mateo 5,3-12; San Juan 15,18, 16,4; Romanos 8,18‑30; 2 Corintios 4,1‑15; Hebreos 12,1‑11; 1 Ped, 4,12‑19

Tomando una decisión difícil
Colosenses 3,12‑17

Enfrentando divorcio
San Mateo 19,1‑9; Filipenses 3,1‑11

Confrontando el desamparo
San Lucas 9,57‑62; Apocalipsis 21,1‑4

Enfrentando la cárcel
San Mateo 25,31‑46; San Lucas 4,16‑21

De frente a una vida solitaria
1 Corintios 7,25‑38; 1 Corintios 12,1‑31

Enfrentando un desastre natural
Romanos 8,31‑39; 1 Pedro 1,3‑12

De frente a un juicio o demanda judicial,
San Mateo 5,25‑26; San Lucas 18,1‑8

Perdiendo tu trabajo
San Lucas 16,1‑13; Filipenses 4,10‑13

Perdiendo las posesiones o propiedades
Romanos 8,18‑39

Manejando el tiempo
San Marcos 13,32‑37; San Lucas 21,34‑36; 1 Timoteo 4,11‑16; Tito 3,8‑14

Mudándose a una nueva casa
San Juan 14,1‑7; Efesios 3,14‑21; Apocalipsis 3,20-21

Sobreponiéndose a la adicción
2 Corintios 5,16‑21; Efesios 4,22‑24

Superando una rencilla
San Mateo 5,23‑26; San Lucas 6,27‑36; Efesios 4,25‑32

Superando el prejuicio
San Mateo 7,1‑5; Hechos 10,34‑36; Gálatas 3,26‑29; Efesios 2,11‑22; Colosenses 3,5‑11; Santiago 2,1‑13

Conquistando el orgullo
San Marcos 9,33‑37; San Lucas 14,7‑11; San Lucas 18,9‑14; San Lucas 22,24‑27; Romanos 12,14‑16;
1 Corintios 1,18‑31; 2 Corintios 12,1‑10

No dejando para mañana lo que puedas hacer hoy
San Mateo 22,1‑14; San Mateo 25,1‑13; 2 Corintios 6,1‑2

Criando niños
Efesios 6,4; Colosenses 3,21

Respetando la autoridad civil
San Marcos 12,13‑17; Romanos 13, 1‑7; Tito 3,1‑2; 1 Pedro 2,13‑17

Respetando a los padres
Efesios 6,1‑3; Colosenses 3,20

Jubilándose de su trabajo (retiro)
San Mateo 25,31‑46; Romanos 12,1‑2; Filipenses 3,12‑21; 2 Pedro 1,2

Buscando perdón
San Mateo 6,14‑15; San Lucas 15; Filemón; Hebreos 4,14‑16; 1 Juan 1,5‑10

Buscando la ayuda de Dios
San Mateo 7,7‑12

Buscando salvación
San Juan 3,1‑21; Romanos 1,16‑17; Romanos 3,21‑31; Romanos 5,1‑11; Romanos 10,5‑13; Efesios 1,3‑14;
Efesios 2,1‑10

Buscando fortaleza
Efesios 6,10‑20; 2 Tesalonicenses 2,16‑17

Buscando la verdad
San Juan 8,31‑47; San Juan 14,6‑14; San Juan 16,4b‑15; 1 Timoteo 2,1‑7

Compartiendo tus dones
San Lucas 21,1-4; Acts 2,43‑47; Acts 4,32‑37; Romanos 12,9‑13; 1 Corintios 16,1-4; 2 Corintios 8,1‑15; 2 Corintios 9,6‑15

Comenzando un trabajo nuevo
Romanos 12,3‑11; 1 Tesalonicenses 5,12‑18; 2 Tesalonicenses 3,6‑13; 1 Pedro 4,7‑11

Entendiendo tu relación con Dios
San Juan 15,1‑17; Romanos 5,1‑11; Romanos 8,1‑17

Entendiendo tu relación con otros
San Mateo 18, 15‑17; San Mateo 18, 21‑35; Romanos 14,13‑23; Romanos 15,1‑16; Gálatas 6,1‑10; Colosenses 3,12‑17; 1 Juan 4,7‑12

Preocupándote por el futuro
1 Pedro, 1,3‑5; Apocalipsis 21,1‑8

Preocupándote por el dinero
San Mateo 6,24‑34; San Lucas 12,13‑21; 1 Timoteo 6,6‑10

¿Tienes miedo?
San Marcos 4,35‑41; Hebreos 13,5‑6; 1 Juan 4,13‑18

¿Tienes miedo a la muerte?
San Juan 6,35‑40; Romanos 8,18‑39; 1 Corintios 15,35‑57; 2 Corintios 5,1‑10; 2 Timoteo 1,8‑10

¿Estás enojado?
San Mateo 5,21‑24; Romanos 12,17‑21; Efesios 4,26‑32; Santiago 1,19‑21

¿Estás ansioso o enojado?
San Mateo 6,24‑34; San Mateo 10, 26‑31; 1 Pedro 1, 3‑5; 1 Pedro 5, 7

¿Te sientes deprimido?
San Juan 3,14‑17; Efesios 3,14‑21

¿Estás desanimado?
Salmo 34; Isaías 12,1‑6; Rom 15,13; 2 Corintios 4,16‑18; Filipenses 4,10‑13; Colosenses 1,9‑14; Hebreos 6,9‑12

¿Dudando en cuánto a tu fe en Dios?
San Mateo 7,7‑12; San Lucas 17,5‑6; San Juan 20,24‑31; Romanos 4,13‑25; Hebreos 11; 1 Juan 5,13‑15

¿Estás frustrado?
San Mateo 7,13‑14

¿Eres impaciente?
Hebreos 6,13‑20; Santiago 5,7‑11

¿Eres inseguro? ¿Te falta estima propia?
Filipenses 4,10‑20; 1 Juan 3,19-24

¿Eres celoso?
Santiago 3,13‑18

¿Te sientes solo?
San Juan 14,15‑31a

¿Te sientes abrumado? ¿Bajo tensión?
San Mateo 11,25‑30; San Juan 4,1‑30; 2 Corintios 6,3‑10; Apocalipsis 22,17

¿Te sientes rechazado?
San Mateo 9,9‑3; San Lucas 4,16‑30; San Juan 15,18‑16,4; Efesios 1,3‑14; 1 Pedro 2,1‑10

¿Eres tentado?
San Lucas 4,1‑13; Hebreos 2,11‑18; Hebreos 4,14‑16; Santiago 1,12‑18

¿Eres tentado por el sexo?
1 Corintios 6,12‑20; Gálatas 5,16‑26

¿Estás cansado? ¿Exhausto?
San Mateo 11,25‑30; 2 Tesalonicenses 3,16; Hebreos 4,1‑11

¿Te sientes inútil o inferior?
Gálatas 1,11‑24; Efesios 4,1‑16; 1 Pedro 2,4‑10

¿Tienes deseos de venganza?
San Mateo 5,38‑42; Romanos 12,17‑21




EL DOLOR DE HOY,MAñANA SERá PARTE DEL PASADO:

Lo primero que hizo Nicolás Martínez fue tomar una fotografía de la imponente estructura --otrora motivo de elogios por la creatividad invertida en los acabados arquitectónicos, en los colores que resaltaban las columnas y en las molduras de yeso--, que ahora lucía envuelto en llamas. Después se lanzó a la batalla. Él es bombero y su misión es combatir el fuego, en ciudad de Méjico.

Horas más tarde, en la diminuta salita de su apartamento, rodeado por sus dos pequeños hijos y la esposa que cada día lo espera con la misma expectación y ansiedad que si lo viera llegar después de una guerra, repasaron las gráficas. Si bien es cierto las lenguas de fuego envolvían la edificación, las degradaciones de amarillo, rojo, azul y gris, daban un matiz diferente a lo que decenas de personas consideraban era una tragedia. Detrás del incendio, había arte.

En dos años logró coleccionar un centenar de imágenes de siniestros que hoy expone en Méjico, y que han convertido a este héroe anónimo, en un caso singular del artista que combina su profesión de bombero con la afición por la fotografía.

Cuando Nicolás vuelve atrás las páginas del álbum, sólo aprecia fotos de instantes que fueron angustiosos, que quizá cobraron vidas humanas y despertaron incertidumbre, pero que hoy forman parte del archivo del pasado, del ayer que jamás volverá.

Un error enorme en nuestra existencia es proseguir atormentándonos con lo que pasó antaño. Todo eso quedó en ese limbo indeterminado que constituyen los hechos que nunca se repetirán. Cada segundo es nuevo. De ahí que sólo el presente cuenta. El dolor por el pasado sólo atormenta a quienes quieren vivir en el pasado.

A esta sana decisión de crecer diariamente se refirió el apóstol Pablo cuando escribió: “... una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14).

Este batallador incansable, a quien se considera un ganador de tiempo completo, tenía claro que sólo podemos crecer en la medida que vivamos el presente y nos preparemos para el mañana. Igual como cristianos. Sólo llegaremos al final de nuestra existencia con Jesucristo, si ponemos la mirada en El y no dimensionamos las circunstancias adversas que podamos enfrentar hoy...
Imprimir sin gráficos
Autor: Pastor Fernando Alexis Jiménez
Ministerio: Heraldos de la Palabra



Camino a la cima de los sueños:

La carta le llegó cuando moría la tarde y la brisa proveniente de los farallones de Cali baña la ciudad con ese encanto inigualable que jamás se olvida. Abrió el sobre con ansiedad y dentro --con pocas palabras-- le tornaban partícipe de la convocatoria a formar parte de la Orquesta de las Américas, que reúne a los mejores músicos del continente.

Ricardo Gómez sonrió con satisfacción y, aunque el brillo en sus ojos revelaba incredulidad, reconoció que la invitación era el fruto de muchos años de esfuerzo, primero con el violín, luego con el arpa, y por último con la marimba.

No fue fácil. Tampoco esperó que lo fuera. Muchas veces hubiera querido salir a la cancha del barrio a jugar fútbol, como hacía cuando tenía nueve años y los deberes escolares eran su única preocupación. Pero no era posible. Ser el mejor exigía sacrificio.

Este talento caleño, de 22 años, se graduó hace poco como músico del Instituto Departamental de Bellas Artes, y aunque conserva la impetuosidad de su juventud, tiene claro que perseverando logrará materializar sus sueños de llegar a ser uno de los mejores intérpretes de su generación.

Si tuviéramos oportunidad de realizar una encuesta en nuestras ciudades, encontraríamos que por cada cien personas que conocemos, al menos ochenta tuvieron sueños; diez lucharon por ellos pero desistieron poco tiempo después; ocho avanzaron, pero se desanimaron ante la primera dificultad, y sólo dos lograron la cima de sus metas.

Llegar lejos es posible. Basta fijarnos un objetivo en la vida y volcar todos nuestros esfuerzos para cristalizarlo. Pero hay un elemento fundamental en ese proceso. Nuestra fe en Dios, y en las capacidades y talentos que El nos otorgó. Con estos aditamentos, es posible llegar a fronteras ilimitadas, tal como señala el proverbista: “Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán” (Proverbios 16:3. Nueva Versión Internacional).

No podemos dejar de soñar. El día que lo hagamos, habremos ahogado las ilusiones y las motivaciones para vivir y esforzarnos. Con la ayuda del Señor es posible materializar nuestros propósitos.... Si tiene alguna iniciativa en el olvido, llegó el momento de reavivarla y trabajar en su concreción. ¡Es posible triunfar!¡Animo!¡Usted nació para ser un triunfador en Cristo!
Imprimir sin gráficos
Autor: Pastor Fernando Alexis Jiménez
Ministerio: Heraldos de la Palabra



En el nombre de Jesús
05/11/2009 | Sección | leída 1500 veces
(lifecristiana.com)


A veces, es posible que deseemos que Jesús hubiera dicho a sus discípulos: “Pídanme lo que sea, y yo se los daré”. Pero eso no habría descrito adecuadamente la manera de conectarnos con el trono celestial. Por tanto, el Señor dio instrucciones muy específicas para pedir: “Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré” (Jn 14:13, cursivas añadidas).

El poder del nombre de Jesucristo abre de par en par las puertas del trono celestial. En efecto, tenemos la garantía de acceso eterno cuando clamamos a Él pidiendo la salvación. Antes había un impedimento, porque el Dios santo no tolera la mancha del pecado. Pero, dado que los creyentes han sido declarados justos, pueden entrar a su presencia con confianza (2 Co 5.21; He 4.16). Además, nuestra relación con Jesús nos da autoridad para pedir al Dios Padre todopoderoso, y esperar una respuesta (Mt 7.7; 1 Jn 5.14).

Sin embargo, la frase “en el nombre de Jesús” no es un conjuro mágico que automáticamente obtiene lo que una persona desea. Es, por el contrario, la manera de asegurar que nuestros corazones son rectos y están en consonancia con la voluntad de Dios. Cuando pedimos en el nombre de Jesús, le estamos diciendo a Dios que queremos una respuesta basada en el conocimiento que Él tiene de nuestra situación. Además, estamos rindiendo nuestros deseos, para ser negados, cambiados o concedidos como Él juzgue conveniente.

No debemos tratar a la ligera el privilegio de orar. Pedir al Señor cosas egoístas en el nombre del Señor es inútil. El trabajo de Dios no es conceder deseos. Antes bien, los creyentes son invitados a utilizar el poder de Jesús con el propósito de ver hecha su voluntad y su evangelio esparcido.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

                                    el Sentimiento de no ser perdonado

                                                           por Enrique Monterroza



“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”.
Isaías 43: 25
Es increíble, pero cierto, hay personas que luego de haberse rendido a Jesús y pedido por el perdón de sus pecados, aun tienen dudas si realmente Dios los perdono o no. Y es entendible desde el punto de vista humano, ya que para nuestra mente humana es difícil asimilar un perdón TOTAL, ese que no tiene “peros” ni “condiciones”, ese perdón que nada mas puede nacer de un ser divino como nuestro Dios.
Y el problema más que todo se da, luego de comenzar tu caminar con el Señor. Tu vida ahora es diferente porque caminas con Dios, las cosas las vez de diferente manera y ahora hay un sentido para tu vida. Pero de pronto sin tenerlo en cuenta o en ocasiones hasta meditado, aparece Don Pecado, ese que nos quiere hacer sentir la peor basura sobre la faz de la tierra y por cosas de la vida, terminas cayendo en sus garras.
Luego de saborear ese pecado, te das cuenta que ya no tiene el mismo gusto que antes, el sabor se a perdido y es porque ahora el Espíritu Santo mora en ti y te redarguye, es allí en donde recures con lagrimas en tus ojos delante de tu Padre Celestial y le pides que te perdone, pero a la vez nace la peor interrogante que puede nacer en ese momento, el tan famoso: “¿Y será que Dios me va a perdonar?”.
¿Quién te ha dicho que Dios no perdona?, ¿Acaso Dios es un tirano?, ó ¿Acaso es humano como nosotros?, definitivamente el PERDÓN de Dios va mas allá de lo que nuestra mente humana puede interpretar, y es porque su PERDÓN ES TOTAL.
El versículo que acabamos de leer nos enseña la forma en que Dios perdona, el dice que borra nuestras rebeliones por amor a si mismo y la sella con una frase linda y llena de amor: “y no me acordaré de tus pecados”.
Que lindo es saber que Dios nos dice: “no me acordare de tus pecados”, y es que cuando de un corazón sincero nace un arrepentimiento genuino eso se traduce en un perdón Divino que es igual a OLVIDAR TODO. Dios no te reprochara nada, El jamás te sacara en cara los pecados que ya te perdono. En pocas palabras Dios te PERDONA y SE OLVIDA COMPLETAMENTE de tus pecados.
Lastimosamente somos nosotros quienes traemos nuevamente a nuestra mente aquellos pecados de los cuales ya pedimos perdón y a los cuales ya Dios no se acuerda más, porque un día te los perdono.
Amado hermano, ya no es momento que estés lamentadote de aquel pecado de hace semanas, de hace meses o hace años, cuando tu le pediste perdón a Dios, El te perdono totalmente, es hora de que asimiles ese perdón. Tu puedes decir: “es que no creo que me perdone, pues mi pecado fue demasiado grande”, quiero decirte que no hay escala para pecados, pecado es pecado delante de Dios, así como el mentir es un pecado, también el matar o violar lo es, el error que nosotros los humanos cometemos es categorizarlos en escalas de menor a mayor, cuando realmente delante de Dios el pecado no tiene tamaño, sino que es el mismo el cual quiere perdonarte y darte una nueva oportunidad de vivir una vida santa que lo agrade.
Es momento de interpretar las dimensiones del enorme PERDÓN de Dios, y es que no importa cual sea tu pecado, su PERDÓN lo cumbre TODO y siempre y cuando exista en ti un arrepentimiento genuino lo obtendrás.
Eso si, no podemos engañarnos a nosotros mismos y creer que las consecuencias de mis pecados no los pagare, puesto que eso es otra cosa que debemos asimilar, si bien es cierto Dios te perdona, eso no quiere decir que las malas decisiones que tomaste no tendrán alguna mal efecto, pero que lindo saber que a través de su PERDÓN también obtenemos su respaldo y que junto a su respaldo LO PODEMOS TODO, pues El nos fortalecerá para enfrentar cualquier consecuencia a nuestra desobediencia.
Quiero dejar claro la respuesta de la pregunta: “¿Será que Dios me perdonara?”, la respuesta es: DEFINITIVAMENTE SI.
Dios te perdona no importa cual sea tu pecado, El no es un acusador, al contrario, El es un REDENTOR alguien que te vuelve a comprar y que quiere hacer de ti un instrumento útil en sus manos, es por eso que te ama con amor eterno y pese a que no comparte tu pecado te ama tal y como eres, pues El no te ve como eres con tu pecado, sino como llegaras a ser cuando te perdone y te restaura para comenzar una nueva vida.
Y es que aunque no entiendas a totalidad el perdón de Dios, debo decirte que el PERDONA hasta la persona que nosotros creemos que es imperdonable, porque su amor sobrepasa TODO entendimiento, y siempre y cuando exista un corazón humillado, y sincero, El jamás podrá negar su PERDÓN.
Amado o Amada, eres LIBRE, Jesús te perdono de todos tus pecados, es hora de que entiendas lo que esto significa y te perdones a ti mismo por ese error, del cual Dios ya ni se recuerda.

Escrito el 29 de Junio de 2009
Para: http://destellodesugloria.org/blog/

EL PLAN DE DIOS PARA LA SALVACION :
Amigo mío: Te voy a hacer la pregunta más importante de tu vida. El gozo o la tristeza que experimentes en la eternidad dependen de tu respuesta. La pregunta es: ¿Estás salvado? La pregunta no es cuán bueno eres, o si perteneces a alguna iglesia, sino ¿estás salvado? ¿Estás seguro que irás al cielo cuando mueras?
Dios dice que para ir al cielo, tienes que nacer de nuevo. En Juan 3:7, Jesús le dijo a Nicodemo, “Os es necesario nacer de nuevo”. Dios nos da en la Biblia el plan de cómo nacer de nuevo, o cómo salvarse. Su plan es muy sencillo y tú puedes salvarte el día de hoy. ¿Cómo?
En primer lugar, amigo mío, debes reconocer que eres pecador. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Por cuanto eres pecador, estás condenado a la separación eterna de Dios. “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6.23). Esta muerte incluye una separación eterna de Dios en el infierno. “ . . . está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27.
Sin embargo, Dios te amó de tal manera que dio a su Hijo unigénito, Jesucristo, como tu sustituto. El pagó por tu pecado en la cruz y murió en tu lugar. “ . . . por nosotros Dios lo hizo pecado [A Jesús, quien no conoció pecado] para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
Jesús tuvo que derramar su sangre y morir por ti. “Porque la vida de la carne en la sangre está”, (Levítico 17:11).
“Sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22).
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Nuestra mente no alcanza a comprender cómo Jesús fue juzgado por todos nuestros pecados, pero Dios así lo afirma en su Palabra. Así que Jesús pagó por tu pecado y murió por ti. Esto es verdad, Dios no puede mentir.
Amigo mío, “Dios . . . ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). Este arrepentimiento es un cambio de mente, es aceptar delante de Dios que eres pecador y necesitas apropiar lo que hizo por ti en la cruz.
En Hechos 16:30-3l, el carcelero de Filipos les preguntó a Pablo y Silas: “ . . . Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo . . . ”. Simplemente cree que él pagó por tus pecados, murió en tu lugar, fue sepultado, y resucitó. Esta resurrección le asegura al creyente que tiene vida eterna cuando recibe a Jesús como su Salvador personal.
Simplemente tienes que creer que él pagó por tus pecados, murió en tu lugar, fue sepultado y resucitó por ti. Luego invócalo. “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13. “Todo aquel” te incluye a ti. “Será salvo” no significa que quizá sea salvado, sino que afirma que será salvado. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
En Lucas 18:13 encontramos que el pecador oró: “ . . . Dios, sé propicio [misericordioso] a mí, pecador”. Seguramente te das cuenta que eres pecador. Ahora mismo, dondequiera que estés, dirígete a Dios y con tus propias palabras ora así:
“Dios, sé que soy un pecador. Creo que Jesús fue mi sustituto cuando murió en la cruz. Creo que su sangre derramada, su muerte, sepultura, y su resurrección fueron para mí. Lo recibo ahora como mi Salvador. Te agradezco el perdón de mis pecados, el regalo de la salvación y la vida eterna, por su gracia misericordiosa. Amén.”
Abrázate de Dios y su Palabra, y reclama esta salvación por fe. Cree, y serás salvo. Ninguna religión ni ninguna obra buena puede salvarte. Recuerda, Dios es el que salva.
Resumiendo, el plan de Dios es sencillo: Tú eres pecador. A menos que creas que Jesus murió en tu lugar, pasarás la eternidad en el infierno. Si crees en él como tu Salvador, crees que fue crucificado, sepultado y que resucitó por ti, recibirás por fe el perdón de todos tus pecados y el regalo de la salvación eterna.
Quizá piensas que esto no puede ser tan sencillo pero sí lo es, la Palabra de Dios lo afirma. Amigo mío, cree en Jesús y recíbelo como tu Salvador hoy.
Si este folleto no está perfectamente claro, léelo varias veces, pídele a Dios que te ayude a entenderlo, y no lo deseches hasta que lo entiendas y esta salvación sea tuya. Tu alma vale más que el mundo entero.
“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36). Asegúrate de ser salvo. Si pierdes tu alma, también perderás el cielo y lo perderás todo. Permite que Dios te salve en este momento.
Dios tiene el poder para salvarte para siempre. El también te va a permitir que vivas una vida cristiana victoriosa. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).
No confíes en tus sentimientos, pues ellos cambian, afírmate en las promesas de Dios, que nunca cambian. Después de que has sido salvado, hay tres cosas que tienes que practicar diariamente para crecer espiritualmente: Ora, de esta manera hablas con Dios; lee la Biblia, así es como Dios habla contigo; comparte esta salvación que has recibido con otros.
“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor,” (2 Tim. 1:8). “Si alguien me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32).
EL PLAN DE DIOS PARA LA SALVACION
Un Asunto de la Vida o la Muerte
Más Versículos Bíblicos
Juan 3:16, 1 Pedro 2:24, Isaías 53:6, Santiago 1:15, Romanos 10:9-10, Efesios 2:8-9, Proverbios 27:1, 1 Corintios15:3-4, Juan 10:27-30, 1 Juan 5:13
Copyright: Robert Ford Porter, 1991